Se define al envejecimiento cutáneo como el conjunto de cambios biológicos y clínicos que se producen en la piel como consecuencia del paso del tiempo, determinados por una combinación de factores endógenos y exógenos que incluyen: mutaciones genéticas, cambios hormonales, cambios en el metabolismo celular, exposición solar, polución y radiaciones ionizantes, entre otros. Existe un envejecimiento intrínseco y un envejecimiento extrínseco.

Envejecimiento intrínseco o cronológico, es una consecuencia exclusiva del paso del tiempo, genético e irreversible. Clínicamente se manifiesta con líneas finas, piel seca, deshidratada y pálida, pérdida de grasa subdérmica alrededor de ojos y en las mejillas, cierto grado de laxitud por disminución en la producción de colágeno y elastina, pérdida de pelo, aparición de pelo no deseado en determinadas zonas, canas y lesiones benignas como queratosis seborreicas (lesiones verrugosas e hiperpigmentadas de superficie untuosa) o de nevus rubíes (lunares rojos).

Envejecimiento extrínseco o fotoenvejecimiento relacionado con la exposición solar, el medio ambiente y el estilo de vida, en el que los cambios se aprecian en áreas de piel fotoexpuestas, y puede ser reversible. Se aprecia un cambio en la textura de la piel, que se torna áspera, seca, adelgazada descamada y a veces agrietada, con líneas de expresión y arrugas más profundas; la misma adopta un color cetrino con pigmentación moteada, hiperplasia de glándulas sebáceas en frente, comedones (puntos negros) periorbitarios, cicatrices estrelladas en antebrazos secundarias a microtraumatismos. Encontramos, además, cambios vasculares que dan un eritema difuso persistente, presencia de telangiectasias o de lagos venosos, laxitud por alteración de las fibras elásticas y aparición de lesiones premalignas o malignas.

Consideraciones a tener en cuenta para prevenir el envejecimiento prematuro de la piel o fotoenvejecimiento:

• Poteger la piel del sol en forma diaria, respetando los horarios (evitar de las 10hs a las 16 hs), buscando la sombra, usando pantalones y camisas de mangas largas, sombreros de ala ancha, guantes y gafas anti UVB y A. Usar protección solar, resistente al agua, diariamente, aplicándolo en forma pareja en toda la piel expuesta 30 minutos antes de la exposición solar, renovándolo cada 2 hs.
• Colocar autobronceante en lugar de exponerse al sol o tomar cama solar o usar lámparas de bronceado que emite RUV nocivos que aceleran el envejecimiento.
• No fumar, el tabaco se asocia con elastosis, telengiectasias, aumento de queratinocitos displásicos, rugosidad y piel cetrina y opaca.
• Evitar expresiones faciales repetitivas ya que se contraen los músculos subyacentes y con los años esas líneas se convierten en permanentes. El uso de gafas de sol pueden ayudar a reducir las líneas causadas por entrecerrar los ojos.
• Dieta balanceada y saludable rica en frutas y verduras, proteínas magras y grasas saludables; los azucares o carbohidratos refinados aceleran el envejecimiento.
• No beber alcohol, porque puede producir un eritema generalizado, telangiectasias y altera la absorción de nutrientes.
• Realizar actividad física diariamente, el ejercicio moderado mejora la circulación y estimula al sistema inmune dando a la piel un aspecto más joven.
• Tratar de dormir de espalda, ya que dormir de lado o de cara hace que las líneas se conviertan en arrugas permanentes. No olvidar de dormir lo suficiente.
• Limpiar la piel suavemente, resfregarla la irrita y acelera el envejecimiento. El lavado suave ayuda a eliminar la contaminación y el maquillaje.
• Lavarse la cara dos veces al día y después de transpirar mucho por el uso de cascos o sombreros que pueden irritar la piel.
• Aplicar diariamente una crema hidratante facial, corporal y bálsamo para labios, que atrapan agua dándole a la piel un aspecto más joven.
• No utilizar productos de cuidado que piquen, quemen o sean abrasivos si no son indicados por su dermatólogo. Cuando se utiliza un producto de prescripción antienvejecimiento esos efectos pueden ser esperables.