Nadie discute que el ejercicio es fundamental para lograr una mejor calidad de vida e incluso bajar de peso. Sin embargo, en personas con sobrepeso se deben tomar otros recaudos. La Dra. Tamara Cudi, Jefa del Servicio de Nutrición de Grupo Gamma nos acerca algunas recomendaciones.
Los consejos para realizar ejercicio físico generalmente ignoran el factor del movimiento en las personas con sobrepeso y obesidad. Es decir, el movimiento es bueno pero en estos casos algunas partes del cuerpo se mueven más de lo que uno quisiera.
Muchas de las personas con exceso de grasa, al realizar ejercicios presentan rebote de los pechos o de la grasa abdominal o molestias por el frotamiento de la grasa de las entrepiernas. Esto produce una sensación molesta, generando algunas veces que la persona no quiera ejercitarse. Además, el efecto del sobrepeso durante el ejercicio puede causar daño y problemas articulares.
En una búsqueda bibliográfica se determinó que hay pocos estudios e investigaciones que traten de documentar los problemas que pueden sufrir los cuerpos con gran peso en movimiento. Es decir, mientras el ejercicio claramente ofrece muchos beneficios cardiovasculares y ayuda al descenso del peso, poco se sabe de los riesgos y beneficios del ejercicio en otras partes del cuerpo en personas con sobrepeso. Por ejemplo, cuando el pie de una persona con sobrepeso golpea el piso, las rodillas y caderas sufren una presión muy grande, más que aquellas personas con peso normal. Y esto puede aumentar el riesgo de padecer artritis.
“(..)Mientras el ejercicio claramente ofrece muchos beneficios cardiovasculares y ayuda al descenso del peso, poco se sabe de los riesgos y beneficios del ejercicio en otras partes del cuerpo en personas con sobrepeso”.
Se han realizado diversos estudios para buscar la explicación a esta problemática y se llegó a la conclusión que estas personas tienen más posibilidad de lastimarse por varios factores:
- El peso de su cuerpo aplasta las articulaciones, lo que provoca el rozamiento y desgaste de éstas.
- Tienen tendencia a pisar diferente que las personas no obesas (es decir, los pies de los obesos suelen pisar más separados que las personas con peso normal). Esa separación de los pasos, podría ser la forma que encuentran para mantenerse balanceados o, simplemente, una función que hacen las caderas grandes de éstas personas para tratar de evitar la fricción de las entrepiernas. Este pequeño ajuste de los pasos hace que se fuerce la parte interna de la rodilla, que es la parte más vulnerable a la artrosis.
Por lo enunciado, es importante que tomemos conciencia a la hora de elegir la actividad física a realizar. No hay que tener miedo ni evitarla, sí tener cuidado. El sedentarismo es un factor de riesgo independiente y dependiente (es decir es causal de muerte y produce diversos factores de riesgo como ser la obesidad, la dislipidemia y la HTA, entre otros) y esas cualidades del sedentarismo son más preocupantes que una artrosis de rodilla. Saber elegir mejor qué ejercicio físico realizar para ayudar a mejorar el estado corporal y funcional propio.
El trote no es el único ejercicio posible. En personas con obesidad importante se recomienda la natación, el aquagym o ejercicios en el agua; la bicicleta o aparatos de musculación para aquellos con mejor estado corporal; las caminatas rápidas para los que tienen sobrepeso moderado y trotes para aquellas personas con peso casi ideal. Siempre según las características de cada uno.
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