Algunas de las causas son los partos, entre ellos especialmente los partos traumáticos, la constipación frecuente y algunas cirugías. El Dr. Oscar Tavella, de los Servicios de Coloproctología y Cirugía General de Grupo Gamma, nos acerca todo lo que necesitamos saber sobre los rectoceles.

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¿Qué es un rectocele?

Es un abultamiento de la pared anterior del recto hacia la pared posterior de la vagina. Se produce un afinamiento del tabique recto vaginal (tejido que divide la vagina del recto) por debilidad de los músculos de la pelvis.

Es un defecto frecuente, aunque muchas mujeres no presentan síntomas. Puede haber otros órganos pélvicos que abulten en la vagina, la vejiga (cistocele) o intestino delgado (enterocele) con similares síntomas.

¿Cómo se produce el rectocele?

Existen varios elementos que condicionan la debilidad del piso pelviano para generar un rectocele.

• Los partos, los partos traumáticos (fórceps, partos prolongados, ventosas, episiotomías).
• Historia de constipación, materia fecal dura y escasa frecuencia evacuatoria.
• Antecedentes de cirugías ginecológicas (histerectomía) y rectales.

¿Cuáles son los síntomas asociados a rectoceles?

Muchas mujeres con pequeños rectoceles no presentan síntomas y habitualmente es descubierto con el ginecólogo en el examen de rutina.

• Cuando el rectocele es grande aparece un abultamiento en la cara posterior de la vagina
• Otros síntomas rectales son la dificultad de evacuación de materia fecal, la necesidad de presionar la vagina o el periné (espacio ubicado entre el recto y la vagina) para poder evacuar.
• Dolor rectal en la evacuación intestinal.
• A veces la materia fecal queda atascada en este abultamiento de la vagina, lo cual también dificulta la evacuación.
• Puede también haber síntomas vaginales como dolor en las relaciones sexuales (dispareunia), sangrado vaginal o sensación de vagina ocupada.

• “El diagnóstico correcto es importante ya que con frecuencia existen más de una patología asociada (…)”

¿Cómo se diagnostica un rectocele?

• Habitualmente se diagnostica con un examen ginecológico de rutina.
• Se puede diagnosticar con una defecografía, procedimiento que se realiza utilizando un equipo de rayos x, con la instilación de sustancia de contraste por el recto.
• También con el empleo de resonador magnético, procedimiento llamado resonancia magnética dinámica de la pelvis. Este último procedimiento tiene como ventaja la posibilidad de evaluar todos los órganos de la pelvis (recto, vagina, vejiga, intestino delgado y peritoneo).

¿Cómo podemos tratarlo?

El rectocele pequeño y asintomático no es necesario tratarlo. El tratamiento está dirigido a aquellas pacientes que tienen sintomatología que afecta su calidad de vida.

Puede ser tratamiento médico o quirúrgico según la severidad de la patología. El diagnóstico correcto es importante ya que con frecuencia existen más de una patología asociada y es conveniente la corrección de todos los defectos en el mismo acto operatorio.

Tratamiento médico

Es muy importante tener un régimen de deposiciones con materia fecal blanda y pastosa. Una dieta rica en fibras y la ingestión de abundante cantidad de agua ayudará en esta situación.

Otros tratamientos médicos incluyen la realización de ejercicios del piso pelviano, procedimiento denominado biofeedback o rehabilitación muscular de la pelvis supervisado por médicos o kinesiólogos expertos en este tema.

Tratamiento quirúrgico

Esta posibilidad es considerada cuando continúan los problemas luego de haber realizado los tratamientos médicos correspondientes.

Las cirugías para la corrección de la función se pueden realizar por vía abdominal, rectal o vaginal. La elección del procedimiento depende del tamaño y las patologías asociadas que pueda tener un rectocele.

En ocasiones, se colocan mallas con diseños anatómicos para sostener y devolver la función a los órganos pelvianos. Los ginecólogos y los cirujanos colorrectales están preparados y entrenados para resolver esta problemática quirúrgica.