Construir el hábito de una alimentación saludable en niños parece una tarea imposible de lograr. En este entrevista, la Lic. María Laura De Bueno, miembro del Servicio de Nutrición de Grupo Gamma, nos despeja las dudas y brinda información para derribar la idea de lo imposible.
¿En qué consiste una buena alimentación para niños?
Fundamentalmente, en que consuman todos los grupos alimentarios. Nosotros realizamos dos preguntas a padres y niños, una cosa es lo que les gusta, que puede haber una gran variedad, y otra lo que realmente consumen. Nos dicen que les gusta el pollo, pescado y carne pero, al momento de consumirlo muy pocas personas comen pescado. Entonces, una buena alimentación en niños es aquella que pueda cumplir con todos los grupos alimentarios, que incluyan carnes, frutas, verduras, lácteos, cereales, legumbres, pero no sólo lo que les guste. Hay que trabajar más sobre lo que, verdaderamente, consumen semanalmente.
¿Qué medidas se deben tomar cuando los niños no quieren comer?
Nosotros, lo que tratamos de evaluar sobre todo en niños es cuántos alimentos consumen. Los seres humanos, necesitamos 60 nutrientes para tener una variedad y que haya una alimentación muy completa, es decir, para cumplir con todas las funciones. Estos 60 nutrientes los encontramos si tenemos una variedad de 30 alimentos semanales diferentes. Al momento de hacer el recuento en el consultorio, por lo general, a penas llegamos a 20 alimentos. Entonces, un trabajo muy importante, es transmitir que la alimentación excelente en los niños es que consuman todos los grupos alimentarios y que efectivamente lo hagan.
La adquisición de un buen hábito alimenticio es fundamental ¿Qué debemos hacer para fomentar la misma?
Lo que tenemos que trasmitir los padres a los chicos es una conducta alimentaria, como cualquier otro hábito. Si nos ven no desayunar, es muy probable que ellos, a lo largo del tiempo les cueste muchísimo desayunar. En este plano, es muy importante no quedarnos solamente en los grupos alimentarios sino en lo que trasmitimos a nivel de hábitos. Lo fundamental es que, la persona que esté a cargo de los chicos, se generen buenos hábitos. Por ejemplo, levantarse y desayunar tranquilo, sentarse, dedicarle un tiempo de 10 o 15 minutos, sentarse al mediodía, en la merienda y en la cena, siempre acomodando los horarios de la familia. Es probable que un almuerzo no sea un almuerzo familiar, ya que probablemente muchos de los chicos coman en el colegio, pero sí hacer cenas familiares donde todos podamos ver que todos comemos con todos.
Los humanos somos los únicos comensales que compartimos la mesa, entonces una buena manera de que los chicos puedan comer de todo, es que como madre o padre, nos sentemos con ellos y comamos todos de todo. En el consultorio, se ve mucho que los niños que no comen verduras, tienen generalmente padres que no comen verduras. Se ven niños que no les gusta la carne y a los padres tampoco. Nosotros somos sus espejos, ellos nos ven comer a nosotros y es muy probable que el hábito alimenticio sea familiar.
Los buenos hábitos alimentarios se adquieren en forma repetitiva, lo que hay que intentar es tener una alimentación ordenada, saludable y completa con todos los grupos alimentarios. Un buen hábito se genera con el tiempo, no se adquiere en el momento que incorporamos tres veces por semana un alimento, se adquiere a partir de que se reitera y que se tiene una rutina ordenada. Por esta razón, hay que acostumbrarse a comer un plato y no repetir.
¿Cómo ayudamos a un niño que tiene sobrepeso?
Sirviéndonos una porción, acostumbrándonos a preparar lo justo, cocinar lo justo y servir lo justo y no acostumbrarlo al niño a que tenga que repetir el plato o a terminar sí o sí la porción. Los chicos se regulan solos, hay que ir evaluando cuánto le damos a cada uno según su necesidad, porque hay quienes comen más y otros menos. Esta idea de que la alimentación se trata de la obligación para que terminen el plato y la costumbre por repetirlo, son hábitos que tenemos los adultos y que los repetimos con los niños. Los niños se auto-regulan solos, ellos no tienen identificado que un huevo no tienen que comerlo a la tarde, por ejemplo. Los adultos, somos los que culturalmente los vamos guiando y diciendo en qué momento tienen que comer cada comida, por eso es muy importante el hábito. Comer tranquilos, no acostumbrarlos a comer en el auto, parados, o por toda la casa.
“Los buenos hábitos alimentarios se adquieren en forma repetitiva, lo que hay que intentar es tener una alimentación ordenada, saludable y completa con todos los grupos alimentarios.”
¿Se realizan muchas consultas sobre los desórdenes alimenticios?
Hoy, hemos avanzado tecnológicamente y el mercado ha avanzado en las variedades de comidas infantiles, la cantidad de variedades de alfajores y galletitas es muy grande. A su vez, la disponibilidad que tienen los chicos hoy en día es mayor, les resulta más fácil acceder que en otros momentos y épocas. Creo, por un lado, que hay conocimiento sobre los alimentos buenos y los malos, y por otro, hay un gran desconocimiento sobre cuán malos son estos alimentos. Muchas veces los adultos no dimensionamos lo mal que hacen por ejemplo algunas galletitas rellenas de chocolate y manteca.
Para contar una experiencia personal, mis hijos están en edad escolar, y con otra madre que también es nutricionista presentamos un proyecto en la escuela para que se explique qué deberíamos darle y que no a los chicos. No prohibirles determinado consumo, nuestra propuesta buscaba ayudar a los padres en este proceso. Una opción es no ser tan estrictos y prohibir automáticamente todo, pero sí pensar que en el colegio las meriendas sean saludables, buscando opciones que no necesariamente sean galletitas dulces, alfajores o chocolates.
Una buena colación para llevar al colegio puede ser cereales, que hoy en día hay una gran variedad: de frutas, rellenos, con azúcar, de chocolate, de miel. Hay 10 cereales saludables que los chicos pueden llevar y que no se aburran de tener siempre lo mismo. Otra opción son las galletitas de agua, todas las variedades de galletitas sencillas y de vainilla, también se pueden llevar frutas, con la variedad de tuppers que hay es muy sencillo armar una colación de frutas frescas o secas, barras de cereales, alfajores de maicena. Definitivamente, hay otras opciones.
Es importante hacer hincapié en una gran diferencia, una cosa es que tengamos habitualmente una alimentación saludable y otra distinta es que la tengamos eventualmente. Habitualmente, debemos recalcar en ingerir frutas, verduras, yogurt, cereales. No obstante, si una o dos veces por semana, los chicos comen chocolates o una factura no está mal. No todos los días se puede comer cualquier tipo de alimentos, porque entonces estamos ingiriendo alimentos que no nos aportan casi nada. Diariamente tendrían que tomar agua, eventualmente podrían tomar una gaseosa. El problema está si todos los días en la mesa lo único que hay para tomar es gaseosa o jugo. Nuestra tarea es ayudar a los padres a que puedan hacer esa diferenciación sobre qué pueden consumir a diario y qué algunas veces.
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