En los últimos años, el malestar emocional vinculado al ámbito laboral se ha vuelto una preocupación creciente. Cada vez más personas experimentan síntomas de ansiedad y agotamiento sin identificar claramente qué les está ocurriendo. En este contexto, dos conceptos claves se vuelven fundamentales: ansiedad y burnout (síndrome de desgaste profesional).
El Dr. Agustín Tallo, Jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología de Grupo Gamma, explica de qué se tratan, cuáles son sus síntomas y porque cuidar la salud mental también es una prioridad.
¿Qué entendemos por ansiedad laboral?
La ansiedad es una respuesta emocional normal ante situaciones que el organismo percibe como desafiantes o amenazantes. Sin embargo, cuando esta respuesta se vuelve persistente, intensa y difícil de controlar, puede interferir con el desempeño laboral y con la vida cotidiana en general. En el ámbito del trabajo, la ansiedad puede verse desencadenada por múltiples factores: alta demanda de tareas, plazos ajustados, falta de reconocimiento, conflictos interpersonales o temor a perder el empleo.
Algunos de sus síntomas más frecuentes incluyen:
- Sensación constante de tensión o alerta.
- Dificultad para concentrarse.
- Irritabilidad o reacciones desproporcionadas.
- Trastornos del sueño.
- Preocupaciones excesivas y persistentes.
¿Qué es el burnout?
El síndrome de burnout es una forma particular de estrés crónico laboral, caracterizado por un profundo agotamiento físico y emocional, junto con una sensación de desapego o despersonalización hacia el trabajo, y una marcada disminución en el rendimiento o sensación de ineficacia.
Se trata de un cuadro que suele desarrollarse de manera progresiva y silenciosa, y es común que la persona lo minimice o normalice durante mucho tiempo, sostiene el Dr. Agustín Tallo.
¿Se relacionan entre sí?
Sí. En muchos casos, la ansiedad sostenida en el tiempo, sin estrategias de afrontamiento adecuadas, puede dar lugar a un cuadro de burnout. A su vez, quienes presentan burnout también pueden experimentar síntomas de ansiedad, depresión o dificultades en otras áreas de la vida.
¿Qué hacer si se presentan estos síntomas?
Es fundamental prestar atención a las señales del cuerpo y de la mente. Ignorarlas puede llevar a un deterioro mayor de la salud física y emocional. Algunas recomendaciones generales son:
- Reconocer y aceptar lo que está ocurriendo. La validación de las propias emociones es el primer paso hacia el bienestar.
- Buscar espacios de diálogo. Compartir lo que se siente con personas de confianza ayuda a descomprimir y clarificar.
- Respetar los momentos de descanso y desconexión. El uso excesivo de dispositivos fuera del horario laboral interfiere con el necesario equilibrio entre trabajo y vida personal.
- Incorporar hábitos saludables. La actividad física, una alimentación adecuada y una rutina organizada contribuyen al bienestar general.
- Solicitar acompañamiento profesional. Frente a la persistencia de los síntomas, el abordaje terapéutico resulta clave. Psicólogos y psiquiatras cuentan con herramientas para intervenir y brindar contención.
Cuidar la salud mental también es una prioridad, afirma el Dr. Tallo, y el trabajo ocupa una parte significativa de nuestra vida. Cuando se convierte en una fuente sostenida de malestar, es importante tomarlo en serio. La salud mental no debe postergarse.
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