En esta época, no sólo bajan las temperaturas: también cambian las necesidades de nuestra piel. El Dr. Cristian Quattrocchi, Staff del Servicio de Dermatología de Grupo Gamma, explica cómo cuidar la piel en invierno y por qué el frío provoca reacciones cutáneas.
El frío produce una vasoconstricción cutánea, un mecanismo de defensa del organismo para conservar el calor, que reduce el aporte de oxígeno y nutrientes a la piel. A este efecto se suman factores como el viento, la calefacción y las duchas muy calientes, que debilitan la barrera cutánea, provocando pérdida de lípidos y agua, dando como resultado, una piel más seca y vulnerable.
¿Qué puede provocar el frío en la piel?
La pérdida de humedad en la epidermis favorece la deshidratación cutánea, que puede manifestarse con:
- Tirantez
- Descamación
- Enrojecimiento
- Picazón
- Grietas
En casos de sequedad extrema, pueden aparecer fisuras que sangran y aumentan el riesgo de infecciones.
Recomendaciones para proteger la piel en invierno
El Dr. Quattrocchi nos aconseja incorporar pequeños cambios en la rutina diaria para mantener la piel sana y evitar complicaciones:
Hidratación
Beber suficiente agua.
Aplicar cremas hidratantes por la mañana y por la noche para reforzar la barrera cutánea.
Limpieza suave
Preferir productos hipoalergénicos.
Evitar jabones o detergentes con fragancia que alteren la barrera cutánea.
Protección solar todo el año
- Aunque la radiación ultravioleta es menor en invierno, sigue siendo dañina.
- Los rayos UVA, responsables del envejecimiento prematuro y de algunas lesiones cutáneas, atraviesan las nubes y los vidrios. Por eso, aplicar protector solar todos los días, incluso en jornadas nubladas, es clave para prevenir daños acumulativos.
Cuidado de labios y manos
- Los labios, por ser muy sensibles, requieren hidratación frecuente con bálsamos específicos.
- Las manos, expuestas al frío y al lavado frecuente, necesitan cremas y, en casos de mayor sensibilidad, guantes.
Evitar calor directo
- No acercarse demasiado a estufas o radiadores.
- Evitar duchas muy calientes, ya que pueden dañar la piel y provocar alteraciones vasculares.
Elegir productos adecuados
- Cremas con ingredientes como urea, ácido hialurónico, ceramidas, lanolina, manteca de karité o vaselina, que ayudan a restaurar la barrera cutánea.
Consultar a un dermatólogo
- Un especialista puede indicar una rutina adaptada a las necesidades y tipo de piel de cada persona, y aconsejar productos específicos que potencien la protección y la reparación durante el invierno.
Cuidar todo el cuerpo, no solo el rostro
- Aunque la cara suele recibir más atención, la piel del cuerpo también sufre la deshidratación invernal. Aplicar cremas corporales nutritivas después de la ducha, cuando la piel aún está ligeramente húmeda, ayuda a sellar la humedad.
- Prestar atención a zonas que suelen resecarse más, como codos, rodillas y pies.
Pieles que requieren cuidados especiales
- Mayores de 40 años: la piel tiende a ser más seca por la menor producción de aceites naturales; la hidratación regular es clave.
- Personas con afecciones dermatológicas: quienes tienen dermatitis, eczema, rosácea o psoriasis deben extremar los cuidados, ya que el frío y la baja humedad pueden agravar los síntomas.
Para concluir el Dr. Quattrocchi dice: “La piel es nuestra primera barrera de defensa contra el medio ambiente. Protegerla en invierno no es solo una cuestión estética, sino también de salud”.
Temas
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