Con la llegada del verano, junto con el calor y las lluvias, también aparece un peligro latente: el dengue. Esta enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti es cada vez más frecuente y afecta especialmente a las regiones urbanas. El dengue en niños, puede presentarse de manera más leve, pero no deja de ser preocupante.
La Dra. Ana María Caballero, Coordinadora de la Unidad de Atención Pediátrica de Grupo Gamma, nos cuenta que necesitamos saber para proteger a nuestras familias.
¿Qué es el dengue?
El dengue es causado por un virus que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados. El Aedes aegypti tiene hábitos domiciliarios, es decir, vive en nuestras casas y alrededores. Pica principalmente durante el día y deposita sus huevos en agua limpia y estancada. Aunque no siempre causa síntomas, el dengue puede manifestarse de distintas formas, desde fiebre y malestar leve hasta cuadros graves con complicaciones hemorrágicas.
¿Cómo reconocer los síntomas en niños?
En los pequeños, los síntomas suelen ser inespecíficos, especialmente en lactantes. Esto puede incluir:
- Fiebre alta de inicio súbito.
- Dolor abdominal o retro-ocular (detrás de los ojos).
- Erupción en la piel (rash).
- Náuseas, vómitos y pérdida del apetito.
- Cansancio extremo o decaimiento.
Debemos mencionar que en algunos casos, pueden aparecer manchas rojas en la piel (petequias) o sangrados leves. Lo importante es estar atentos, especialmente si hubo contacto con zonas de riesgo.
¿Cuándo preocuparse?
El dengue tiene un momento crítico: cuando baja la fiebre, entre las primeras 24 y 48 horas. Es ahí cuando pueden presentarse complicaciones como pérdida de plasma o sangrados más graves.
Si notas que tu hijo está muy decaído, presenta vómitos persistentes, dolor abdominal intenso o dificultad para respirar, hay que consultar inmediatamente a un médico, afirma la Dra. Caballero.
¿Podemos prevenirlo?
Si, y esa es la buena noticia. Algunas medidas que podemos tomar para evitar el dengue son:
- Eliminar los criaderos de mosquitos: Vacía recipientes que acumulen agua, como macetas, neumáticos o baldes.
- Usar repelentes: Aplicar repelente adecuado para niños y renovar su aplicación según las instrucciones del producto. Si usamos protector solar, el repelente se coloca después.
- Colocar mosquiteros: Tanto en ventanas como sobre las camas o cochecitos.
- Vestirlos adecuadamente: Ropa que cubra brazos y piernas es ideal para zonas de alta incidencia.
¿Y los tratamientos?
Por el momento no existe un tratamiento específico para el dengue. La Dra. Caballero afirma que la clave está en el manejo de los síntomas y en prevenir complicaciones. Además, es importante agregar que los antibióticos no están indicados y los analgésicos deben ser utilizados con cuidado, evitando el uso de aspirina o ibuprofeno por el riesgo de hemorragias.
“Si sospechas de dengue, no te alarmes, pero sí actuá rápido. El diagnóstico temprano y el cuidado adecuado pueden marcar la diferencia. Este verano, prioricemos la prevención y cuidemos a nuestros peques de este enemigo silencioso”, concluye la Dra. Caballero.
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