Cada 4 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Salud Sexual. La fecha nos invita a reflexionar sobre la posibilidad de vivir una sexualidad plena, cuidada y responsable, un aspecto fundamental en todas las etapas de la vida.
También nos convoca a pensar en el rol de los profesionales de la salud, quienes tenemos la responsabilidad de acompañar, informar y generar espacios de confianza para que cada persona pueda ejercer sus derechos en plenitud.
Derribar tabúes, abrir conversaciones
Durante mucho tiempo, temas como el sexo, la menstruación, la anticoncepción, la infertilidad o las infecciones de transmisión sexual se trataron en silencio, cargados de prejuicios y mitos. Hablar sin vergüenza, con información clara y precisa, es la mejor manera de cuidar la salud y favorecer a que cada individuo decida con libertad y responsabilidad, subraya la Dra. Martina Salvai.
Mucho más que decidir ser madres o padres
Hablar de salud sexual inevitablemente nos lleva también a hablar de salud reproductiva. Ambas están ligadas al derecho de tomar decisiones libres e informadas sobre el propio cuerpo, con acceso a información segura, métodos anticonceptivos eficaces y acompañamiento profesional.
La salud reproductiva no se limita a decidir si tener hijos, cuándo o cómo; también implica realizar controles médicos periódicos y prevenir infecciones de transmisión sexual.
Medicina reproductiva y nuevas posibilidades
Para quienes desean ser madres o padres y encuentran dificultades, la salud reproductiva también ofrece respuestas. Existen múltiples alternativas que permiten acompañar distintos proyectos de vida y brindar nuevas oportunidades.
Una responsabilidad compartida
La salud sexual y reproductiva involucra a los hombres, las mujeres y a las diversidades. El cuidado de la fertilidad, la prevención de infecciones, el uso responsable de métodos anticonceptivos y la construcción de vínculos sanos son responsabilidades compartidas.
Desafíos que aún enfrentamos
En nuestro país todavía enfrentamos desafíos importantes: embarazos no planificados, diagnósticos tardíos y dificultades para acceder a los servicios de salud.
Frente a esto, la mejor herramienta sigue siendo la prevención:
- Realizar controles ginecológicos/urológicos periódicos: los chequeos regulares ayudan a detectar a tiempo infecciones, alteraciones y a prevenir complicaciones futuras. No esperar a tener síntomas es clave para cuidar la salud.
- Informarse sobre los distintos métodos anticonceptivos: hoy existen múltiples opciones que se adaptan a diferentes necesidades y momentos de la vida: preservativo, pastillas, parches, inyecciones, anillos vaginales, dispositivos intrauterinos (DIU), implantes subdérmicos, ligadura tubaria o vasectomía. Contar con asesoramiento médico ayuda a elegir el más adecuado según la edad, la situación de salud y el proyecto de vida.
- Adoptar prácticas sexuales seguras y responsables: Usar preservativo en cada relación sexual sigue siendo la forma más eficaz de prevenir infecciones de transmisión sexual, además de ser un método anticonceptivo accesible y seguro.
- Vacunación contra el HPV: la vacuna protege frente a distintos tipos de cáncer, siendo el más frecuente el de cuello uterino, pero también el de ano, pene y orofaringe. La principal recomendación es aplicarla en la infancia y la adolescencia, antes del inicio de las relaciones sexuales (forma parte del Calendario Nacional de Vacunación), sin embargo, la evidencia científica respalda su aplicación también en personas jóvenes adultas que ya hayan tenido relaciones sexuales, dado que continúa ofreciendo protección.
- Hablar y consultar sin miedo: conversar abiertamente con profesionales de la salud sobre dudas, miedos o experiencias es parte esencial de la prevención. La información confiable siempre es la mejor aliada.
La consulta como espacio de confianza
“La salud sexual se construye desde la empatía y la confianza en la relación médico-paciente”, dice la Dra. Salvai.
Hablar de sexualidad, de deseos, de miedos o de dudas requiere un espacio seguro, donde la persona se sienta escuchada y respetada sin juicios. La consulta ginecológica no debería ser solo un acto médico, sino un encuentro humano, basado en el diálogo abierto y la construcción de confianza. Esa alianza es fundamental para que el cuidado sea efectivo y para que cada decisión sobre la propia salud se tome de manera consciente y acompañada.
Como profesionales de la salud tenemos el desafío y la responsabilidad de alojar la diversidad en nuestras prácticas. La salud sexual y reproductiva no puede entenderse desde una mirada única ni excluyente: debemos reconocer y acompañar las distintas identidades, orientaciones sexuales y proyectos de vida.
Brindar un espacio respetuoso, libre de prejuicios y centrado en la persona es clave para que cada paciente se sienta escuchado, validado y cuidado. Solo desde esa apertura podremos garantizar un verdadero acceso universal a la salud.
Consultá, informate y cuidate.
Cuidar tu salud sexual es cuidar tu presente y tu futuro.
Temas
Alentamos su participación a través de los comentarios en nuestro blog. De todos modos, no podemos brindar una opinión médica de un caso en particular, sin una consulta personal con un profesional que analice al paciente. Si usted tiene preguntas relacionadas con síntomas específicos, le recomendamos solicitar un turno con un especialista.
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