El descanso y la epilepsia están más relacionados de lo que parece. La Dra. María Gabriela Borthiry, coordinadora de la Unidad de Sueño de Grupo Gamma, explica cómo el sueño puede influir en la aparición de las crisis, por qué dormir bien es clave para controlarlas y qué impacto tiene en la vida del paciente y su entorno.
Una relación más estrecha de lo que parece
El sueño y la epilepsia están más conectados de lo que muchos imaginan. La epilepsia es un trastorno cerebral que se caracteriza por una predisposición persistente a generar crisis epilépticas, lo que puede tener consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales.
Desde el punto de vista del cerebro, el sueño cumple un papel clave. En especial el sueño no REM, que está íntimamente ligado con la plasticidad neuronal, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar. Cuando el sueño se altera, también pueden cambiar las condiciones que favorecen o empeoran las crisis epilépticas.
Crisis que ocurren durante el sueño
Se estima que uno de cada tres episodios epilépticos sucede mientras la persona duerme. Esto ocurre con mayor frecuencia en las llamadas crisis tónicas asimétricas y crisis hipermotoras, que suelen originarse en el lóbulo frontal y se acompañan de movimientos motores complejos.
Además, algunas crisis generalizadas idiopáticas siguen un patrón circadiano, apareciendo más frecuentemente al despertar.
Cuando las crisis afectan el descanso
Las crisis epilépticas que se producen durante el sueño, junto con las descargas eléctricas cerebrales que ocurren entre una crisis y otra, y el uso de medicación antiepiléptica, pueden alterar tanto la cantidad como la calidad del sueño.
Por otro lado, dormir poco o mal también puede ser un desencadenante de nuevas crisis en personas predispuestas. Por eso, el tratamiento de la epilepsia debe abordar ambas condiciones de manera conjunta, buscando mejorar la calidad de vida del paciente.
Trastornos del sueño: más frecuentes en personas con epilepsia
En la población general, los trastornos del sueño afectan aproximadamente al 25-30% de las personas. Pero en quienes viven con epilepsia, estas cifras son aún mayores:
- Insomnio: hasta en el 50% de los casos.
- Somnolencia diurna excesiva: en un 35%.
- Apneas obstructivas del sueño: entre el 10 y el 25%.
La fragmentación del sueño o la falta de oxígeno intermitente en casos de apnea pueden interferir con el control de las crisis epilépticas, por lo que su diagnóstico y tratamiento son fundamentales.
Impacto en la familia
La epilepsia no solo afecta a quien la padece. En el caso de los niños, por ejemplo, los padres suelen despertarse hasta siete veces más por noche y duermen, en promedio, cuatro horas menos que la población general.
Cuidar el sueño, del paciente y de su entorno, es parte esencial del manejo integral de esta enfermedad.
Dormir bien es mucho más que descansar: es una parte fundamental del tratamiento de la epilepsia. Abordar ambos aspectos de forma integral ayuda a mejorar la salud, reducir las crisis y cuidar el bienestar de toda la familia.
Temas
Alentamos su participación a través de los comentarios en nuestro blog. De todos modos, no podemos brindar una opinión médica de un caso en particular, sin una consulta personal con un profesional que analice al paciente. Si usted tiene preguntas relacionadas con síntomas específicos, le recomendamos solicitar un turno con un especialista.









Dejá tu comentario