Los intestinos cumplen una importante función en nuestro cuerpo, tanto en la alimentación como en la incorporación de nutrientes como vitaminas, proteínas y el resto de las necesidades corporales, también entran en juego en la relación con los estados de ansiedad y de stress.
La inflamación intestinal, la presencia de gases, la dispepsia y muchos otros factores afectan a la salud de nuestros intestinos, conduciendo muchas veces a la enfermedad de intestino irritable.
¿Qué cosas podríamos hacer y que hábitos deberíamos cambiar para mejorar la salud del sistema digestivo?
Uso de medicamentos:
Muchos de los casos de intestino irritable pueden comenzar luego de la ingesta de medicamentos, tal es el caso de los antibióticos, existiendo numerosos estudios que demuestran dicho problema.
Para el normal funcionamiento de los intestinos, contamos con la presencia de flora bacteriana habitual, esta flora bacteriana, significa que existen microorganismos que habitan dentro de nuestro cuerpo, colaborando con la digestión de los alimentos, siendo indispensables para la posterior formación de la materia fecal.
Los antibióticos, tienen como finalidad, la eliminación de diferentes bacterias que generan enfermedades infecciosas, tratando de erradicar esos gérmenes. Al eliminarlos, este medicamento, también provoca la muerte de las bacterias que nos ayudan a la digestión sin poder diferenciarlas.
Lo mismo puede ocurrir con muchos otros medicamentos, como son entre ellos los fármacos para las diarreas o la constipación, pudiendo ser reemplazado por remedios naturales. A pesar de estas opciones siempre es necesaria la consulta a su médico antes de decidir la automedicación.
Alimentación inadecuada o errada
- Evitar los lácteos: los lácteos son alimentos que pueden causar síndrome irritable. En general, muchos productos lácteos nos pueden hacer mal, ya que no son digeridos fácilmente y carecen de fibras. Además pueden causar también estreñimiento y diarreas por el alto contenido graso y de lactosa. Algunos consejos: podrá sustituir la leche de vaca por leches vegetales, como la natural y saludable leche de avena, de arroz, de almendras.
- Evitar carnes rojas: porque tienen alto contenido graso que la hacen difícil de digerir, y además no se conoce generalmente su origen, ya que en los días que corren, muchos animales son manipulados genéticamente para acelerar su crecimiento y engorde, lo que agrega la presencia de toxinas que afectan la digestión. Son recomendables en estos casos, las carnes magras como la carne de pollo, u otras aves. Cuando compré carnes rojas, evite fritarlas y acompañarlas de salsas pesadas.
- Evitar productos procesados, fast-food, frituras, y de alto tenor graso: hamburguesas, salchichas, papas fritas, pizzas, o cualquier fritura o fast food, son comidas que consumimos en muchas ocasiones por falta de tiempo y otras simplemente por placer o gusto. Seguramente muchas veces luego de ingerirlas han sentido dolor de estómago, pesadas, cólicos. Estas sustancias apenas cuentas con fibras solubles, y cuando son ingeridas en exceso, causan diarreas por el alto nivel de estímulo de las asas intestinales o constipación. Algunos consejos: usar el horno para cocinar ya que esto también demandará menor uso de aceites. Al cocinar verduras optar por cocinar al vapor. Y tratar de reemplazar todos los aceites de cocina por aceite de oliva extra virgen.
- Altos niveles de estrés: la ansiedad y el estrés afectan directamente a nuestro sistema digestivo. El ritmo de vida que llevamos, las ansiedades diarias y el stress laboral, son una causa importante del intestino irritable. Existen teorías que hablan del estómago y los intestinos como nuestro «segundo cerebro», de hecho es allí donde muchos neurotransmisores son sintetizados, y de allí es la importancia de intentar mantener un equilibrio emocional.
La ansiedad puede:
- Alterar el sistema nervioso autónomo. Es quien maneja el ritmo intestinal, pudiendo endentecer o acelerar los movimientos intestinales.
- Alterar el sistema endócrino. Aumentan alguna hormonas relacionadas con el stress, como la adrenalina o el cortisol, lo que provoca problemas en la digestión.
- Ingestión de alimentos en exceso. Es muy conocido el hábito que tienen muchas personas de alimentarse en exceso intentando tapar la ansiedad y los nervios, generando un cúmulo de alimentos a nivel gastrointestinal a digerir, que el sistema digestivo no llega a hacerlo de forma regular rápidamente, provocando problemas de absorción.
Deben ser regulado estos diferentes aspectos de la vida a fin de ayudar a nuestro propio organismo a mejorar tanto la digestión como la nutrición del cuerpo. Muchas enfermedades pueden ser descartadas antes de pensar en problemas graves, cambiando los hábitos. Siempre pueden ser consultados los médicos para conocer hasta dónde pueden influir en la alimentación las diferentes actitudes, conductas y alimentos
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