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Hígado graso en jóvenes ¿cuánto influye el consumo de ultraprocesados?
martes 15 de julio de 2025

Hígado graso en jóvenes ¿cuánto influye el consumo de ultraprocesados?

Durante mucho tiempo, las enfermedades del hígado estuvieron asociadas casi exclusivamente al consumo de alcohol. Pero en los últimos años, se observa con preocupación otro fenómeno: cada vez más jóvenes, incluso niños y adolescentes, presentan hígado graso no alcohólico. 

El Dr. Diego Piombino, especialista en Hepatología e Hígado Graso, Staff del Servicio de Gastroenterología y Videoendoscopía Digestiva de Grupo Gamma explica de qué se trata esta enfermedad, por qué cada vez se detecta en personas más jóvenes y cómo los alimentos ultraprocesados, junto al sobrepeso, la obesidad, el sedentarismo, contribuyen a su desarrollo.


Hígado graso no alcohólico ¿A que está asociado?

La enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) se asocia a la presencia de sobrepeso/obesidad, resistencia a la insulina hepática (con una capacidad deteriorada de la insulina para suprimir la producción endógena de glucosa) al desarrollo de resistencia a la insulina periférica, al síndrome metabólico y diabetes tipo 2 (DT2) en personas con ingesta de exceso calórico crónico e inactividad física. Así mismo, representa un espectro de enfermedades que van desde la acumulación de grasa en el hígado (esteatosis hepática), hepatitis inflamatoria (esteatohepatitis no alcohólica, NASH) hasta la enfermedad hepática terminal con fibrosis, cirrosis y carcinoma hepatocelular. 

Años atrás, hablar acerca de enfermedades hepáticas estaba vinculado al hecho de consumir bebidas alcohólicas. Actualmente, una de las enfermedades del hígado más frecuente es la esteatosis hepática no alcohólica, o hígado graso no alcohólico y se trata de un exceso de grasa abdominal en las personas con sobrepeso y obesidad, es decir que si el porcentaje de grasa es cada vez mayor y se mantiene durante mucho tiempo, se produce inflamación en el hígado. La inflamación y el daño de las células hepáticas pueden causar fibrosis o cicatrización del mismo. 

Una enfermedad silenciosa

En América Latina, el 25% de la población adulta padece enfermedad por hígado graso no alcohólico, pero esta cifra puede ascender al 80-90% en las personas con sobrepeso y diabetes. Es una patología que no da síntomas en etapas tempranas, pudiendo avanzar de manera silenciosa y causar una cirrosis o un cáncer de hígado, afirma el Dr. Piombino.

Hígado graso en niños, adolescentes y adultos jóvenes.

Si bien una pequeña cantidad de los pacientes con hígado graso no alcohólico evolucionan en formas agresivas y progresivas hacia la cirrosis y parecen pocos, no es tan así. Es la única causa que está creciendo en frecuencia y prevalencia de trasplante hepático. Incluso en muchos países supera ya al alcohol como la causa más importante para llegar al trasplante.

La principal preocupación es que la aparición de esta enfermedad se está adelantando: se detectan cada vez más casos de hígado graso en niños, adolescentes y adultos jóvenes.

¿Tiene que ver con el consumo de ultraprocesados?

Si, afirma el Dr. Diego Piombino. Un importante impulsor fisiopatológico de la creciente prevalencia de enfermedades metabólicas como el hígado graso, es una transformación drástica en el sistema alimentario mundial con un rápido crecimiento del consumo de alimentos ultraprocesados ​​(UPF). 

¿Qué son los alimentos ultraprocesados?

Los UPF son formulaciones industriales de ingredientes baratos de cultivos de alto rendimiento (como azúcar refinado, almidón, aceite, aislados de proteínas) y restos de una agricultura animal intensiva que son altamente densos en energía debido a las contribuciones de grasa total, grasa saturada y grasas trans, combinadas con bajos perfiles de fibra y micronutrientes pobres. 

Incluyen alimentos como: dulces de confitería, bebidas con alto contenido de azúcar y «comidas preparadas para microondas»; y además constituyen alrededor de la mitad de la ingesta diaria de energía en las poblaciones occidentales. Su bajo costo de producción, en contraste con el mayor costo relativo de los alimentos mínimamente procesados, impulsa un alto consumo de UPF a nivel mundial. Las hamburguesas, las pizzas, las salchichas o las papas fritas, pueden causar tanto daño al hígado como el consumo de alcohol

Algo importante a mencionar, es que el problema no emerge cuando la ingesta es esporádica, sino cuando estas opciones representan más del 20% del consumo diario de una persona, ahí si su salud está en riesgo, sostiene el Dr. Piombino.

Tres categorías principales de UPF: enteros, procesados y ultraprocesados.

El grado de procesamiento de los alimentos varía significativamente, pudiendo clasificarlos en tres categorías principales: enteros, procesados y ultraprocesados. Un alimento entero mantiene su composición natural sin alteraciones significativas, como frutas frescas, legumbres y carnes sin aditivos. Los procesados incluyen modificaciones mínimas, como el pan fresco, queso o verduras enlatadas. Los ultraprocesados, en cambio, han pasado por múltiples etapas industriales y contienen ingredientes diseñados para mejorar su sabor, textura y conservación como aceites refinados, almidones, azúcares añadidos, proteínas aisladas y aditivos industriales. 

Lista de alimentos ultraprocesados más comunes:

  • Carnes procesadas como jamón, salchichas, embutidos y nuggets de pollo.
  • Bebidas azucaradas y refrescos.
  • Productos de panadería industrial como galletas, pasteles y bollería.
  • Cereales de desayuno con alto contenido de azúcar.
  • Productos lácteos saborizados como yogures azucarados y postres lácteos.
  • Snacks envasados como papas fritas, palomitas de microondas y galletas saladas.
  • Comidas preparadas congeladas como pizzas, lasañas y hamburguesas comerciales.
  • Sopas y salsas instantáneas.
  • Barras energéticas y productos de confitería.
  • Margarinas y cremas untables artificiales.
  • Las carnes procesadas como embutidos.

¿Qué podemos hacer?

En la actualidad, en su vida diaria, los niños, adolescentes y adultos jóvenes consumen un abundante porcentaje de comida “chatarra” teniendo una dieta poco equilibrada con muchos aditivos, que pasa a ser parte de su cultura, por lo cual es probable que en un futuro veamos una gran cantidad de casos de pacientes cirróticos con necesidades de trasplante, que se deberían evitar hoy, promoviendo conductas alimentarias más saludables y fomentando la actividad física regular desde corta edad, es fundamental poner foco en estrategias de prevención coordinadas con políticas de salud pública y de educación, tanto en el nivel inicial como en el colegio secundario.

El hígado graso no alcohólico se puede prevenir. La clave está en conocer los riesgos y tomar conciencia a tiempo.




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