¿Qué es la intolerancia alimentaria? ¿Es lo mismo que alergia alimentaria? ¿Qué provoca la intolerancia? La Dra. Tamara Cudi, Jefa del Servicio de Nutrición de Grupo Gamma, nos acerca las respuestas para aclarar y diferenciar conceptos.
El término de alergia alimentaria a menudo se confunde con el de intolerancia alimentaria. Es importante destacar que la alergia alimentaria es tan sólo una de las numerosas posibles razones para que exista intolerancia alimentaria.
La intolerancia alimentaria se puede definir como una condición en la que se producen efectos adversos, tras ingerir un alimento en concreto o un ingrediente. La intolerancia alimentaria es distinta de la aversión alimentaria psicológica, en la cual la persona odia una comida y cree que el alimento en cuestión le produce una reacción determinada.
La alergia alimentaria se produce cuando existe una reacción inmunológica determinada en el cuerpo como respuesta a la ingestión de un alimento determinado. Las alergias se manifiestan en grupo, de manera que las personas que son alérgicas a determinados alimentos también pueden ser alérgicas a otros factores medioambientales, como por ejemplo al polvo, al pelo de los animales o al polen.
Una respuesta alérgica verdadera implica una reacción anormal o alterada del tejido a un antígeno. Un antígeno puede ser una proteína, una sustancia unida a una proteína, un aditivo de un alimento, o un polisacárido. El antígeno se combina con un anticuerpo y genera una respuesta inmune, que produce un daño celular y la liberación de histamina.
El sistema inmunitario desempeña un papel esencial en nuestros cuerpos al protegernos de la invasión de sustancias perjudiciales. Una alergia se produce cuando el sistema inmunológico no funciona de forma adecuada ante una sustancia no perjudicial, como por ejemplo, una determinada proteína alimentaria.
«La intolerancia alimentaria es una condición en la que se producen efectos adversos, tras ingerir un alimento. En la alergia alimentaria existe una reacción inmunológica como respuesta a un alimento (..)»
Las intolerancias alimentarias, que no sean por alergia, se pueden dar como consecuencia de diversos factores, entre los que se incluyen:
- Liberación no alérgica de histamina
Los síntomas son muy similares a los de una alergia y pueden ser dolor de cabeza, tumefacción, urticaria, vómitos y diarrea. Se libera histamina, que también es liberada en las reacciones alérgicas auténticas, a modo de respuesta a alimentos como el queso, los mariscos o las frutillas.
- Deficiencias del metabolismo
La carencia o la deficiencia de las enzimas responsables de la digestión alimentaria pueden causar muchas clases de intolerancia alimentaria. Por ejemplo, una deficiencia de lactasa, la enzima responsable de la digestión de la leche, causa intolerancia a la lactosa.
La enfermedad celíaca es una intolerancia del intestino a una proteína que se encuentra en el trigo, llamada gluten. Los síntomas de la enfermedad celíaca se controlan siguiendo una dieta sin gluten.
- Efectos farmacológicos
Algunas sustancias alimentarias pueden actuar como fármacos, especialmente si se toman en grandes cantidades. La más conocida de estas sustancias es la cafeína, que se encuentra en el té, el café, el chocolate y en refrescos de cola. Una gran ingesta de cafeína puede causar temblores, migraña y palpitaciones.
Entre otras sustancias activas farmacológicas que se encuentran en los alimentos están la histamina, la tiramina, la triptamina y la serotonina, que se pueden consumir en alimentos como el vino tinto, el queso, el extracto de levadura, la palta y banana. En las personas sensibles, estos alimentos pueden producir urticaria, rubor y dolores de cabeza.
- Intolerancia alimentaria de origen desconocido
Las reacciones pueden originarse como consecuencia de muchos alimentos y productos alimenticios que todavía no se conocen del todo. Pueden ser o no reacciones alérgicas. Los aditivos alimentarios, concretamente la tartracina y el benzoato sódico, pueden provocar urticaria, rinitis y asma. Las levaduras pueden producir una serie de reacciones en algunas personas, sobre todo alteraciones en la piel.
Causas comunes de la intolerancia alimentaria
Las intolerancias alimentarias más comunes son: leche, huevos, nueces, pescado/mariscos, trigo/harina, chocolate, colorantes artificiales, cerdo, pollo, frutilla, tomate, queso y levadura.
«En ocasiones, anotar diariamente los alimentos ingeridos y los síntomas experimentados ayuda a detectar aquello que produce la intolerancia alimentaria.»
Síntomas
Entre los síntomas más comunes de la alergia aparecen el asma, los síntomas gastrointestinales (nausea, vómitos y diarrea, distensión abdominal), eczema, urticaria, rinorrea y angioedema (tumefacción de los vasos sanguíneos). Otros síntomas, a largo plazo, son la depresión, la ansiedad, la fatiga, la migraña y el insomnio.
Tratamiento
Como algunas veces resulta realmente difícil distinguir entre una alergia alimentaria genuina y una intolerancia alimentaria, el tratamiento de ambas es a menudo similar.
El primer paso consiste en diagnosticar la intolerancia alimentaria.
Algunas veces la causa de la intolerancia a un alimento determinado es obvia porque el efecto que se produce al ingerirlo es inmediato. En este caso, el tratamiento será simplemente evitar ese alimento determinado. Pero en la mayoría de los casos, el alimento sospechoso es más difícil de detectar. En ocasiones, el hecho de anotar diariamente los alimentos ingeridos y los síntomas experimentados ayuda a detectar el o los alimentos que producen la intolerancia alimentaria.
Algunas veces, cuando las anotaciones continuas de un alimento en concreto sugieren que éste puede ser el causante de la intolerancia alimentaria, se recomiendan simples dietas de exclusión Así, por ejemplo, la leche, el huevo o el trigo se pueden excluir de la dieta para observar si se produce una mejora de los síntomas.
También, se puede recomendar el seguimiento de otras dietas más restrictivas, las cuales sólo incluyen una serie limitada de alimentos que, en muy raras ocasiones, producen una reacción. Estas dietas generalmente se conocen como dietas de exclusión y su objetivo es identificar una alergia alimentaria o una intolerancia alimentaria limitando la dieta a una muy pequeña variedad de alimentos, comprobando los síntomas y posteriormente introduciendo de manera muy gradual alimentos de prueba para ver si se produce una reacción. No se debe seguir ninguna dieta de exclusión si no se cuenta con supervisión.
Ante la duda de padecer una intolerancia o alergia alimentaria, recomendamos consultar con un especialista en Nutrición.
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