Cada 13 de agosto se celebra el día del zurdo. Año tras año, este día cobra mayor visibilidad, ya que a través de diversas campañas internacionales y medios de prensa se difunde su principal objetivo: «Dar a conocer y colaborar en la eliminación de las dificultades que encuentran las personas zurdas en una sociedad predominantemente diestra»

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¿Cuántos somos?
Si bien no hay una estadística universal sobre la cantidad de zurdos que habitamos este mundo, se estima que representamos alrededor del 10% de la población.
Tiempo atrás se pensaba que la proporción era en realidad mayor y que, por presiones culturales, los zurdos eran «invitados» a pasarse al grupo de los diestros. Históricamente a los zurdos se los intentaba «corregir», asumiendo que dicha tendencia era un defecto. Más de un abuelo recordará alguna maestra que ataba las manos a los niños que intentaban escribir con la izquierda.
Ser zurdo estaba tan mal visto en otras épocas, que han quedado ciertas frases como estigma:
- «Hoy te levantaste con la pata izquierda…»
- «Es mala educación dar la mano izquierda»
- «Hacer las cosas por izquierda»
La vida cotidiana, en primera persona
En un mundo preparado para diestros, crecer siendo zurdo impone desafíos adicionales. Ya desde pequeños comprendemos la necesidad de desarrollar ciertas (nuevas) habilidades para participar de actividades que resultan naturales para el grupo mayoritario de diestros.
Decíamos que el objetivo del día del zurdo es dar a conocer las dificultades a las que nos hemos enfrentado. Quizás la mayor complicación, en mi caso, estuvo relacionada con la escritura en etapa escolar. Siendo muy chicos nos enseñan a escribir, y nos piden hacerlo con una buena caligrafía.
Aun no dominamos la técnica cuando ya nos presentan una complejidad suprema: la lapicera con cartucho de tinta. El zurdo, naturalmente, pasa la mano por donde acaba de escribir, con lo cual corre la tinta fresca.
Esto ha sido agravado con la desaparición de los amplios y cómodos pupitres de madera, que dieron paso a los novedosos bancos «con apoyabrazo» (del lado DERECHO!). Imaginen a un zurdo, escribiendo con la mano alzada para no mancharse la palma al arrastrar la tinta, y a su vez, con el codo sostenido en altura por no tener apoyo. Proeza. O letra fea, mejor dicho.
En este contexto, el zurdo busca soluciones: normalmente escribe con el cuaderno a 45º, o con la mano toda doblada, o de abajo hacia arriba. ¿Se comprende ahora el por qué?
Otros elementos de uso habitual que nos han hecho un poco más complicada la vida son los abrelatas, el mouse de la computadora, las tijeras, y hasta subirse el cierre del pantalón. ¿Será este el motivo por el cual nunca logré hacer volver un boomerang?
En los últimos años, la aparición de tiendas online que venden productos especiales para zurdos resuelven muchas de estas complicaciones.
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Cristian Ceschini
Zurdo
Gerente de Marketing de Grupo Gamma
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