Cada año, la Semana Internacional de la Lactancia Materna invita a reflexionar sobre un acto tan natural como trascendental: amamantar. Este 2025, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) resumen el mensaje en una frase poderosa: “Invertir en lactancia materna es invertir en el futuro”.
Para la Dra. Ofelia Casas, coordinadora de la Unidad de Atención Pediátrica de Grupo Gamma, hablar de lactancia materna es hablar de salud y futuro. Por eso, comparte cuáles son las medidas esenciales para que cada familia pueda vivir una experiencia de amamantamiento plena y sostenida en el tiempo.
En un mundo marcado por conflictos, crisis económicas y urgencias sociales, puede parecer extraño que hablemos de lactancia. Sin embargo, detrás de este acto íntimo y cotidiano se esconde un enorme impacto en la salud pública, la economía y el desarrollo social. Tanto la OMS como la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) insisten desde hace años en que proteger y sostener la lactancia es una inversión a largo plazo, aunque todavía queda mucho camino por recorrer.
La importancia de sistemas de apoyo sostenibles
La experiencia muestra que no alcanza con recomendaciones aisladas.
Para que más familias logren amamantar de manera exitosa, se necesitan sistemas de apoyo sostenibles, tanto desde el sistema de salud como desde la sociedad.
El equipo de trabajo del CEFEN (Centro de Estudio de Fertilidad y Embarazo Natural) resume así las principales acciones necesarias:
- Reducir las cesáreas innecesarias: Cada cirugía disminuye la posibilidad de la primera prendida al nacer. En los casos en que la cesárea es inevitable, los equipos de salud deben garantizar acompañamiento para iniciar la lactancia lo antes posible. Lo mismo ocurre con bebés prematuros internados: el libre ingreso de las madres a Neonatología es clave para sostener la lactancia.
- Favorecer el contacto piel a piel en la primera hora: Este gesto simple previene hemorragias postparto, ayuda a la involución uterina y fortalece la lactancia desde el inicio.
- Cumplir la meta 2030: La OMS propone que al menos el 50% de los bebés reciban lactancia materna exclusiva hasta los seis meses. Para lograrlo, se necesita acompañar a las familias y respetar la libre demanda, entendiendo que cada bebé tiene su propio ritmo.
- Garantizar el acceso a la leche humana como derecho: Cuando una mujer no puede amamantar, los bancos de leche deberían ser una opción disponible para asegurar que cada bebé reciba el mejor alimento posible.
- Cuidar la salud de la mujer: La lactancia no solo protege al bebé, también reduce el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Además, la producción de leche activa mecanismos hormonales que brindan bienestar a la madre, aunque el camino no siempre sea sencillo sin ayuda.
- Impulsar el desarrollo cerebral: La leche materna contiene grasas esenciales para el crecimiento de la masa encefálica y favorece un neurodesarrollo óptimo. Más que el peso, el perímetro cefálico y la talla son indicadores fundamentales en el seguimiento infantil.
Un compromiso de toda la sociedad
Amamantar no debería ser una tarea en soledad. Para que cada bebé pueda acceder a la leche humana, se necesita una red que incluya a los equipos de salud, los espacios laborales, las familias y la comunidad en general.
En definitiva, hablar de lactancia materna es hablar de salud, equidad y futuro. Cada acción que facilite este derecho tiene un impacto que trasciende generaciones.
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