El hipotiroidismo y la tiroiditis de Hashimoto son patologías frecuentes en la práctica endocrinológica. En ambas, la glándula tiroides presenta una disminución en la producción de hormonas tiroideas o una alteración de su función; en el caso de Hashimoto, esta alteración está vinculada a mecanismos autoinmunes.
En los últimos años, diversos estudios han explorado el papel de micronutrientes como el zinc y el selenio en la fisiología tiroidea y su impacto potencial en la evolución de estos cuadros. Para conocer más al respecto la Dra. Virginia Gorosito, Staff del Servicio de Endocrinología de Grupo Gamma, nos cuenta todos los detalles.
El rol del zinc en la función tiroidea
El zinc es un oligoelemento esencial que participa en más de 300 reacciones enzimáticas del organismo. A nivel tiroideo, interviene en varios puntos críticos:
- Síntesis y metabolismo de las hormonas tiroideas: el zinc participa en la conversión periférica de tiroxina (T4) a triyodotironina (T3), la forma metabólicamente activa de la hormona.
- Regulación del eje hipotálamo-hipófiso-tiroideo: una deficiencia de zinc puede alterar la secreción en hipotálamo de la hormona liberadora de tirotropina (TRH) y en hipófisis de TSH, afectando la regulación del sistema.
- Efectos inmunomoduladores: el zinc modula la respuesta inmune y contribuye al equilibrio entre linfocitos (células que intervienen en la inmunidad y defensa), lo cual puede tener relevancia en las enfermedades autoinmunes, como la tiroiditis de Hashimoto.
Diversos trabajos han mostrado que los pacientes con hipotiroidismo o Hashimoto pueden presentar niveles séricos de zinc más bajos que la población general. Esta deficiencia puede manifestarse con síntomas como caída del cabello, piel seca, uñas frágiles o mayor fatiga, que pueden confundirse con los del hipotiroidismo.
La suplementación con zinc, cuando está indicada, puede contribuir a mejorar la conversión de T4 a T3, optimizar la respuesta al tratamiento con levotiroxina y favorecer el bienestar general del paciente. No obstante, siempre debe ser supervisada médicamente, ya que un exceso de zinc puede interferir con la absorción de cobre y hierro, señala la Dra. Virginia Gorosito.
El selenio y su impacto en la autoinmunidad tiroidea:
El selenio es otro micronutriente fundamental para la salud tiroidea. El tejido tiroideo posee la mayor concentración de selenio por gramo de tejido en el cuerpo humano, debido a su papel en la actividad de las enzimas desyodasas, responsables de la activación y desactivación de las hormonas tiroideas.
Además, el selenio forma parte de las selenoproteínas con función antioxidante, que protegen a la glándula del daño oxidativo generado por el proceso inflamatorio autoinmune.
Numerosos estudios han demostrado que la suplementación con selenio puede reducir los títulos de anticuerpos antitiroideos (anti-TPO y anti-Tg) en pacientes con tiroiditis de Hashimoto, y mejorar el perfil ecográfico de la glándula. También se ha observado una mejoría subjetiva de los síntomas y del bienestar en algunos pacientes.
Suplementación: cuándo y cómo
Antes de iniciar cualquier suplementación, es recomendable evaluar los niveles séricos de zinc y selenio con un análisis de sangre, además del contexto dietario del paciente. La indicación debe ser individualizada, considerando la presencia de síntomas persistentes, alteraciones inmunológicas o evidencia de deficiencia. Todo ello, bajo supervisión médica.
En pacientes con tiroiditis de Hashimoto, la corrección de las deficiencias de estos micronutrientes puede:
- Mejorar la eficacia del tratamiento con levotiroxina.
- Reducir el estrés oxidativo y la progresión del daño tiroideo.
- Atenuar la respuesta autoinmune, especialmente en estadios tempranos.
La evidencia científica actual respalda su utilidad como coadyuvante del tratamiento convencional, siempre dentro de un enfoque integral y personalizado, afirma la Dra. Gorosito. La evaluación médica y nutricional resulta clave para garantizar la seguridad y eficacia de la intervención.
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