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Coqueluche y Sarampión: dos enfermedades que volvieron a alertarnos

Pediatría y Neonatología

Coqueluche y Sarampión: dos enfermedades que volvieron a alertarnos

Ambas son enfermedades infectocontagiosas graves, prevenibles con vacunación, y que representan un riesgo significativo de morbimortalidad en bebés menores de seis meses. La evidencia científica es contundente: las vacunas, combinadas con la protección de la leche humana, siguen siendo nuestra herramienta más efectiva para cuidar la salud en la primera infancia.


Un riesgo que no es nuevo, pero sí urgente

La tos convulsa (también conocida como tos ferina o coqueluche) y el sarampión son enfermedades infectocontagiosas inmunoprevenibles. Antes del desarrollo de las vacunas, la humanidad disponía de un único recurso capaz de ofrecer cierta protección: la leche humana. Esa primera herramienta sigue siendo fundamental, pero hoy contamos con un complemento decisivo que salva vidas: la vacunación.

Ambas patologías presentan un alto índice de morbimortalidad en los primeros meses de vida, especialmente por debajo de los seis meses, etapa en la que los bebés aún no completaron su esquema de inmunización y dependen de la protección del entorno.

Por qué las vacunas siguen siendo esenciales

La función primordial de las vacunas es reducir la morbimortalidad: proteger, de forma segura y efectiva, a los más pequeños. Cuando se combinan con la capacidad antiinfecciosa de la leche humana, su acción preventiva se potencia, generando una barrera sólida frente a enfermedades graves. Sin embargo, en redes sociales circula información confusa: certezas aisladas mezcladas con opiniones sin respaldo científico. La Dra. Casas subraya que este análisis se basa en estudios epidemiológicos validados, medidos con el rigor de las ciencias duras. La evidencia es clara: la vacunación salva vidas.

El cuidado integral de la infancia: ciencia, afecto y responsabilidad

La salud de la infancia y también de la adolescencia, requiere múltiples capas de protección: amor, cuidado, hábitos saludables y acceso a todas las herramientas disponibles.

Hoy contamos con tres pilares fundamentales:

  1. Soberanía alimentaria desde el inicio, con leche humana desde la hora cero de vida.
  2. Vacunas aplicadas según el esquema correspondiente, para acompañar el crecimiento con inmunidad adecuada.
  3. Educación y cuidados familiares, que sostengan el desarrollo y protejan el camino de vida.

Para concluir, la Dra. Ofelia Casas dice: “La ciencia ya demostró que estas enfermedades pueden prevenirse. El desafío actual no es tecnológico, sino social: confiar en la evidencia, evitar la desinformación y garantizar que cada niño y niña reciba las herramientas que lo mantienen a salvo. Cuidar la salud es un acto colectivo. Y hoy más que nunca, proteger a las infancias implica usar todas las herramientas a nuestro alcance”.

 

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