El reflujo laringofaríngeo, un enemigo silencioso para la voz

La Lic. Cristina Baraldo y la Lic. Julieta Dal Molin, integrantes del Servicio de Fonoaudiología de Grupo Gamma, abordan una consulta habitual que afecta la calidad de vida de muchas personas: ¿Cómo el reflujo influye en la garganta y en la producción de la voz?
El reflujo laringofaríngeo (RLF) es una afección en la zona de la laringe y la faringe (garganta) producida por la irritación del ácido gástrico proveniente del estómago. Es importante diferenciarlo del reflujo gastroesofágico (RGE) que también provoca acidez, pero que se localiza en el estómago y con malestar en el esófago.
El reflujo laringofaríngeo (RFL) es considerado el enemigo silencioso de las cuerdas vocales (laringe) ya que afecta la producción y la calidad de la voz.
Los síntomas que se presentan son:
- Disfonía (alteración en la calidad de la voz)
- Voz ronca
- Tos crónica
- Sensación de boca seca
- Carraspeo
- Flema
- Sensación de “nudo” en la garganta
- Irritación
- Dolor
- Tensión muscular en la zona del cuello
- Espasmos laríngeos
- Halitosis
- Hipersalivación
- Disfagia (dificultad para deglutir)
Ante la presencia de uno o más de estos síntomas durante un período de tiempo prolongado en el cual se ve afectada la calidad de vida de la persona que lo padece se considera oportuno realizar:
- Consulta al médico otorrinolaringólogo (ORL) quien evaluará la estructura anatómica de laringe y faringe para arribar a un diagnóstico médico.
- Consulta al fonoaudiólogo quien evaluará la funcionalidad de laringe y faringe: evaluación clínica de la voz y la deglución.
Posterior a las consultas y con un diagnóstico preciso es fundamental el compromiso con la rehabilitación fonoaudiológica específica y singular para cada paciente.
Sin embargo, consideramos oportuno brindar a la comunidad sugerencias para promover el bienestar y la salud:
- Evitar el consumo de tabaco, vaper, etc.
- Evitar el consumo excesivo de bebidas con alcohol, gasificadas y café; comidas picantes y frituras; alimentos con menta
- Hidratarse con agua
- Realizar actividad física y/o recreativa
- Masticar y comer despacio
- Evitar acostarse posterior a las comidas
- Dormir con la cabeza más elevada
Estas medidas son interpretadas como higiene de vida e higiene alimentaria que favorecen a mejorar la calidad de vida de las personas.


